Manuel Amezcua, Catedrático de Investigación en Cuidados de Salud, UCAM, Murcia, España
Doctor por las Universidades de Alicante y UCAM-Murcia. Catedrático de Investigación en Cuidados de Salud-UCAM, Profesor invitado del CADISJD-Universidad de Sevilla. Presidente de la Fundación Index. Ha ejercido durante 25 años como directivo en el Servicio Andaluz de Salud. Editor científico y productor de la base de datos CUIDEN, dirige las revistas Index de Enfermería y Temperamenvm. Autor de 20 libros y más de 250 artículos sobre Investigación Aplicada a los Cuidados, Historia y Antropología de la Salud y Evaluación del Conocimiento. Uno de los autores más citados de Enfermería en español. Invitado habitual en universidades de Europa y América, donde desarrolla proyectos de consultoría en gestión del conocimiento.
Amezcua, Manuel. El hospital de la peste: cuidados y cuidadores. Temperamentvm. 2021; 17(Esp): e2021v03. Disponible en: http://ciberindex.com/c/t/e2021v03 [acceso: 02/10/2023]
Sumarme a las felicitaciones por este trabajo tan meticuloso y elaborado que nos presenta el profesor Amezcua. La perspectiva histórica debe de ayudarnos en estos momentos, sino para comparar, porque logicamente los cambios están ahí, sí para encontrar cuestiones comunes de las que aprender. Y es estas cuestiones, el papel de la Enferme´ria siempre ha sido y será esencial, Estos trabajos ponen de manifiesto que nuestra profesion ha tenido altura de miras, ha sabido innovar y adaptarse a las circunstancias, teniendo como eje central a los pacientes, en cualquiera de las circunstancias. Gran aprendizaje y un placer de escucharle
Enhorabuena Manuel por tu magnífica exposición. Compruebo que las situaciones que rodean las epidemias se repiten en la actualidad, es decir, se plantea el dilema de si es mejor cuidar a los enfermos en sus casas o en los hospitales, si se pueden abrir las ciudades para proteger la economía o se cierran para prevenir el contagio.
Una vez más se pone de manifiesto la gran aportación de la enfermería en las situaciones de pandemia, como se demuestra en la actividad asistencial desarrollada por los religiosos, que además de cuidar los cuerpos, se preocupaban de su espíritu dando respuesta a sus necesidades básicas.
Muy interesante el tratado de Simón López, “Directorio de enfermeros y artífices” que ya en el siglo XVI se ocupaba de cosas tan importantes como el lavado de manos al inicio y al final del trabajo, así como que consumieran el agua hervida.
Respondiendo a Karen, te diré que las diferencias entre manuales médicos y de enfermería eran parecidas en la época moderna que en la actual, los primeros se centran principalmente en aspectos de la patología y sus abordajes terapéuticos, mientras que los segundos aluden casi con exclusividad al cuidado que se prestaba en los hospitales y muy orientados a la satisfacción de las necesidades del paciente (higiene, confort, intimidad, hidratación, alimentación, espiritualidad). También comenzaron a proliferar textos sobre cirugía y técnicas como la sangría, y comenzaron a aparecer algunos textos muy singulares sobre el "régimen de la salud", que es lo que hoy llamaríamos promoción de la salud (ejercicio físico, alimentación, lactancia, etc.).
Excelente investigación sobre la epidemia de la peste y el hacer de enfermería en esa época, sin duda algo parecido a la actual pandemia que se esta dando en el mundo, no importa la clase social todos los humanos tienen un grado de exposición así mismo las imágenes reflejan lo que se esta viviendo en algunos países con la pandemia, en lo referente a enfermería ha tenido la vocación en el cuidado del paciente, desde que ingresa al hospital hasta el egreso del mismo.
Muy interesante el equipo de protección personal de esa época y la sanitización algo similar a lo que se utiliza en el momento actual. Muchas gracias Dr. Amezcua por compartir su conocimiento así como las imágenes magnificas.
¡Enhorabuena! Me ha encantado la presentación, magistral resumen y uso de imágenes. Resulta un tanto desolador que imágenes actuales como las de la pandemia en India se asemejen tanto con la representación que aparece en el primer cuadro. Me ha parecido muy interesante la cantidad de detalles sobre el cuidado diario dentro de los hospitales, el manejo del entorno, la dieta así como la importancia de la espiritualidad y la religión.
Felicitaciones por su exposición, muestra la importancia de la labor de enfermería en los hospitales. Prácticamente los enfermeros estaban al tanto de casi todo ámbito en el hospital: la limpieza, la botica, el paciente, los médicos, etc. Mi pregunta es si hay alguna diferencia entre los Manuales escritos por enfermeros y los escritos por médicos.
De los tiempos pasados se pueden aprender las mejores lecciones para la vida presente. "Corrupción del aire y propuesta de tratamiento de pacientes en sus domicilios" No me suena tan extraño comparado con la actual pandemia Covid, o las "Piras purificadoras", que estremece la comparativa con la incineración masiva de cuerpos que estamos viendo esta semana en la India.
Muy interesante charla. Sin dudas es enriquecedor ver el avance que hemos tenido respecto a los cuidados de enfermería, medidas preventivas y el entendimiento de las enfermedades en general. Sorprende también ver cómo en el pasado, con limitados recursos y de manera que pareciese intuitiva la gente de la época llegaba a soluciones que a nosotros nos parecen acertadas.
Muy agradecido con la presentación.
Excelente trabajo. Me ha llamado mucho la atención el lienzo de la peste de Sevilla de 1649. El caos que suponía en aquella época una epidemia de la índole aque fuera, la manera de organizar lla asistencia, las dudas sobre la etiología, el personal sanitario con el que se contaba, sobre todo si lo comparamos con los medios que tenemos en la actualidad. Gracias por compartirlo.
Manuel, excelente comunicación. El viaje al pasado en contraste con el presente es genial. Muy interesante el contexto presentado, en relación a la forma bajo la cuál se llevó a cabo la provisión cuidado en esta época.
Sin lugar a duda, la presentación expone integralidad en su abordaje, nos detallas una panorámica general y especificidades del tema de interés. Resalto el valor de las piezas artísticas utilizadas para la expresión del tema.
La descripción que hace de la labor de los enfermeros me parece premonitoria. Cuidados del paciente, del entorno, de la alimentación y de la lencería. En definitiva, "chicos para todos" incluso haciendo labores de boticario. Gracias, Profesor, por su disertación, como siempre, tan amena.
Muy interesante la ponencia, profesor. Muy esclarecedor el recorrido sobre los cambios que fueron ocurriendo en los cuidados y las reformas hospitalarias del periodo. No conocía los datos presentados sobre el Hospital de las Cinco Llagas, de Sevilla. Muchas gracias
Interesante análisis Manuel. Muy relevante la visión humana de la persona enferma, así como la consideración del bien morir.
Desconocía el hecho de que se reconociera a nivel sanitario y social a la orden, a través de instituciones como el ayuntamiento. Tampoco sabía sobre los inicios de la campaña de vacunación de la viruela.
Felicidades por el trabajo!
Buenas noches, gracias profesor por tan excelente ilustración histórica y a lo largo de ella hacer evidente una situación tan similar a la actual pandemia, en donde se involucra, la protección, medidas de bioseguridad, cuidado el cuerpo y del espíritu, importante cuantas personas perdieron su vida por el cuidado de otros, como ocurre en la actualidad
Estimado Carlos, me parecen muy jugosas tus reflexiones sobre el debate entre el dogma y la razón. A mi juicio la tentación del saber y del creer ha estado siempre muy vigente entre quienes instrumentalizan el poder. La Iglesia siempre ha querido reservarse parcelas de la ciencia y ha intentado marcar los límites del saber científico. Naturalmente la ciencia gana la batalla, aunque la Iglesia presiona por dogmatizar determinadas decisiones del ser humano apelando a la conciencia. Por su parte, cuando le ha llegado el turno del empoderamiento a la ciencia, consciente de su influencia sobre los ciudadanos, ha sucumbido a la tentación de dogmatizarse no compartiendo lo que sabe, sino erigiendo saberes carismáticos que obligan al ciudadano a confiar ciegamente en ella. Lo estamos viendo en estos tiempos de adversidad, los científicos son incapaces de reconocer sus limitaciones y sus contradicciones e instan al ciudadano a tener fe en ellos y en sus descubrimientos, sin comprometer logros ni plazos. En este sentido, la batalla la tienen perdida, pues, puestos a creer, los santos y demás entes sobrenaturales no tienen competencia. A nadie se le ocurriría pasear en un helicóptero a un científico a la vista del pueblo, pero el pueblo entenderá perfectamente que lo haga un simple clérigo si se declara portador del designio divino. Y es que, a la postre, el ser humano necesita saber tanto como creer pero, como alguien dijo, al César lo que es del César.
En primer lugar quiero agradecer que compartáis vuestros conocimientos con el resto de participantes, ha sido una experiencia muy grata.
En el momento que estamos viviendo considero fundamental "echar la vista atrás" para poder entender el porqué de nuestras acciones, de la necesidad de determinados medios materiales, humanos y económicos y así poder sobrellevar de la mejor manera la situación en el ámbito laboral.
A nivel del cuidador es sorprendente como desde los inicios se ha llevado a cabo la necesidad de supervivencia y el apoyo de estos por encima de los medios de protección. Ver la evolución de estas personas a lo largo de la historia y la eficacia es imprescindible para poder confiar en la ciencia.
Estimado Manuel. Las descripciones del escenario de las epidemias de los pasados siglos son excelentes, documentadas y muy amenas. Es interesante que los paradigmas que tan bien describes se repiten en la actual pandemia por SARS-Cov2 no solamente en las representaciones sociales de la ciudadanía, sino en los propios responsables estatales. La visión científica-tecnológica actual, como antes en su correspondiente avance histórico, es tomada en parte como argumento para las disposiciones públicas, sin embargo el dogma religioso no ha perdido vigencia. Las autoridades, en mi país, por ejemplo, muchas veces cierran sus edictos de confinamiento con alocuciones a la protección divina. En momentos de alta mortalidad, se han implementado bendiciones con imágenes religiosas desde un helicóptero en vuelo para que toda la ciudad sea liberada de la pandemia. En los chats académicos es demasiado frecuente, la circulación de oraciones y peticiones de misericordia divina para que la peste esté lejos. Finalmente, las recetas de ciertos alimentos o aguas para prevenir o pasar prontamente la infección, es digna de un tratado especial. Claro, la gran diferencia es que estas recomendaciones surgen de la ciudadanía común antes que desde el campo profesional. Se mantiene el enfrentamiento entre el dogma y la razón, entre las políticas diseñadas por y con base científica, y las que tienen otras motivaciones, como tú dices, se implementan medidas basadas en la conciencia (diversa, heterogénea, empírica, mitológica) antes que en la ciencia. Gracias por tu magnífica presentación.
Estimado Manuel Ferreiro, agradezco mucho tu aportación sobre los semaneros, que añade interés al asunto de los sistemas de gestión de los hospitales en tiempo pretéritos. La modernidad supuso muchos cambios en los hospitales y uno de ellos fue la sustitución del sistema hebdomadario (por semanas) por el sistema horario (turnos diarios) que ha llegado hasta nuestros días. Es cierto que el sistema semanal se utilizaba tanto para la asistencia directa de los hospitaleros (generalmente matrimonios) como para organizar la supervisión, si bien este modelo era más propio de la tutela laica (en la eclesiástica se nombraba una dignidad con mayor permanencia).
Respecto a los hospitaleros, la irrupción del modelo de la hospitalidad hizo plausible la diferencia entre este tipo de asistentes y los nuevos enfermeros formados en las escuelas de novicios de las órdenes hospitalarias. Encontramos diversos ejemplos de crítica al viejo modelo, que ya no aportaba soluciones ante la complejidad de los nuevos hospitales. Encontrarás un ejemplo en el “Coloquio de los perros” de Cervantes, en el que se caracteriza muy bien a la hospitalera Cañizares, que es el equivalente a la Sarah Gamp de Dickens en la época de Nightingale.
Respondiendo a la pregunta de Juan M. Román, comenzaré cuestionando la idea de la insalubridad en las instituciones del Antiguo Régimen. En esta época se produce una importante reforma hospitalaria, instaurándose una tipología hospitalaria tan innovadora que en muchos aspectos ha llegado a nuestros días. Los hospitales dejarán de amontonar los enfermos en salas cuasi herméticas y adoptan el modelo claustral, que les permite crear una especie de paraíso interior donde controlar el medio ambiente (galerías espaciosas y soleadas con espacios arbolados y surtidores de agua). La obsesión por la higiene será una de las constantes en los manuales de enfermería hospitalaria de la época.
Respecto a la infravaloración por las autoridades, tampoco se ajusta a la realidad. Las nuevas fundaciones hospitalarias, especialmente las que promovieron las órdenes del cuarto voto (la hospitalidad) formaron parte del programa contrarreformista ideado por la Iglesia (Concilio de Trento) para combatir la influencia del protestantismo y distinguirse claramente del mismo (las obras frente a la sola fe). Los enfermeros y enfermeras alcanzaron un gran reconocimiento social, hasta el punto que algunos de ellos fueron elevados a los altares (no ocurrió lo mismo con los médicos ni con otros profesionales). En cuanto a las autoridades civiles, aunque la tutela de la asistencia recaía en la iglesia, promovieron diversas fusiones hospitalarias con las que fortalecieron los hospitales con enfoque claramente enfermero, como los de San Juan de Dios o los Obregones).
Lidia, me parecen muy valiosas tus aportaciones, efectivamente cada epidemia supone un nuevo desafío que implica balancear lo que ya se sabe de la experiencia acumulada de siglos, con las nuevas necesidades propias de las mudanzas de los tiempos.
Respecto al cine, quise hacer una reflexión sobre la falta de objetividad y la carga ideológica que destilan la mayoría de las películas y series contemporáneas, que tienden a proyectar sobre el pasado figuraciones del presente. Con ello se contribuye a distorsionar la realidad, especialmente en escenas de hospitales de la peste como las que vimos, donde se ensalza la figura heroica del médico a costa de mostrar un ambiente de cuidado ponzoñoso y deteriorado. En mi ponencia he intentado derrumbar esta visión degradante de los hospitales apoyándome en fuentes primarias, algunas muy poco conocidas. Es verdad que los realizadores de hoy no son capaces de ver las proezas en la atención de enfermería, ni la actual ni la del pasado. Pero ello no cambia el pasado, sino la forma de percibirlo. La mayor parte de los fundadores hospitalarios enfermeros de la edad moderna alcanzaron la santidad, el mayor reconocimiento social en la época, lo que significa que en su tiempo les fueron reconocidas las virtudes heroicas que hoy se les niega.
Muy interesante la presentación Dr. Amezcua, deja en evidencia de ciertas funciones y roles adoptados en la enfermería y su importante labor en el manejo preventivo y epidemiológico en la época. Así mismo, llama la atención la gran importancia al uso de plantas y productos naturales que se usaban en la época y que actualmente no se le da la importancia que se le debería dar con la medicina alternativa. Es importante también la reflexión que se genera entorno a que se mantenía la esperanza No en la ciencia sino en la Conciencia, aspecto importante para estos momentos de pandemia y que dejamos a un lado.Gracias.
Muchas felicidades por la ponencia y la magnifica exposición y como lo expuesto se puede atribuir para pandemias que vivimos actualmente, referente a medidas de protección, contagios, contactos,confinamientos, tratamientos domiciliarios, higiene, etc.y como las diferencias se marcan de las clases sociales mas pudientes a las mas bajas. Enhorabuena por la presentación.
Alguien me planteaba si la aglomeración de las personas era uno de los principales factores de riesgo para el contagio ¿por qué no se atendía a los apestados en sus casas en lugar de recluirlos en un hospital? Lo cierto es que así se defendía por algunos médicos de la época, al considerar los hospitales como un factor de infección y por tanto de riesgo para la propagación de la enfermedad.
Pero la hospitalización no tenía en la edad Moderna el mismo significado que en la actualidad. No se entendía como un lugar donde poder curarse, sino más bien como el sitio donde confinar a los apestados para que no contagiasen al resto de la gente. Decretar el ingreso en un hospital de la peste suponía el pasaporte a una muerte cierta, por ello mucha gente prefería huir o esconderse antes que ser internados.
Por otra parte, la atención médica domiciliaria era un privilegio solo al alcance de unos pocos que podían permitírselo, así que para otros el hospital, que era una institución para pobres, era la única oportunidad de ser atendidos de forma caritativa.
Sobre cuántos enfermos de peste solían morir en el hospital y qué se hacía con los cadáveres, la verdad es que, tristemente, la mayor parte de los ingresados en un hospital de apestados moría sin remedio. En el hospital de las 5 llagas de Sevilla que menciono en mi ponencia fallecieron el 85 % de los ingresados. El motivo es que eran llevados al hospital cuando ya la enfermedad se había cebado con ellos y estaba en un estadío avanzado. Los tratamientos paliativos (abrir los bubones y atender las necesidades básicas) generalmente no surtían un efecto curativo y fallecían. En cambio, los que sí lograban sobrevivir, se convertían en bienes muy apreciados por haber alcanzado la inmunización y a menudo eran requeridos para pasar de convalecientes a cuidadores, ante la escasez de profesionales, muchos de los cuales también morían contagiados.
Sobre los cadáveres, se solían llevar en carros a los lugares de enterramiento, que se denominaban “carneros”. Se trataba de fosas comunes que se abrían en las inmediaciones de los hospitales, si era posible, o en descampados en la periferia del casco urbano. Los cadáveres se colocaban bien ordenados, envueltos en sus sudarios, y se les cubría con cal viva para evitar la corrupción del aire.
Sobre por qué se utilizaban los templos para instalar hospitales de apestados, diré que realmente eran los únicos locales con capacidad suficiente para albergar un número considerable de enfermos, una vez que los hospitales ordinarios se saturaban. Además eran locales versátiles, a la Iglesia le convenía prestar este favor a la sociedad, en unos momentos en que la tensión social se traducía en tensión religiosa (las aflicciones siempre inducen al ser humano a mirar hacia lo sobrenatural). Se habilitaron templos para hospitales, pero también ermitas extramuros como centro de cuarentena.
Respondiendo a Javier Yagüe: Originariamente, el lazareto era un asilo destinado a aislar enfermos de lepra (San Lázaro era el protector de los leprosos), pero por extensión el término terminó designando cualquier hospital destinado a enfermos contagiosos, bien para asistirlos o para ponerlos en cuarentena ante la sospecha de enfermedad. En todo caso, en esta época, cuando se hablaba de lazaretos se refería más bien a hospitales permanentes para albergar enfermos contagiosos, mientras que se hablaba de hospitales de la peste, luego de coléricos, etc. para referirse a los hospitales que se instalaban provisionalmente durante el periodo de latencia de una epidemia. Pero siempre ha sido un término algo indefinido.
Respondiendo a José M. Terán Puente: Es verdad que las epidemias han servido para evidenciar las desigualdades sociales, lo estamos viendo en nuestros días cuando vemos imágenes de las llamadas “colas del hambre”, que muestran a los verdaderos perdedores, los que sufren las consecuencias del derrumbamiento del sistema económico.
En tiempos antiguos, el que podía, que eran muy pocos, ponía tierra de por medio con la epidemia, refugiándose en lujosas quintas donde a menudo se entregaban a los placeres, por aquello de que si el fin del mundo estaba cerca había que disfrutar hasta el último minuto (Boccaccio trazó como nadie ese paisaje contradictorio en el Decamerón).
Pero la mayoría de la gente era pobre o empobrecida y por tanto la más vulnerable al contagio. Las epidemias coincidían a menudo con graves crisis, con hambrunas y carestías como consecuencia de periodos de sequías, lluvias torrenciales o terremotos. La mortandad se cebaba sobre los cuerpos debilitados de los más pobres, teniendo como consecuencia crisis demográficas importantes. La cuestión es si, sabiendo esto, estamos dispuestos a permitir que ocurra lo mismo en nuestros días.
Respondiendo a Alexia: tanto en tiempos pasados como en los presentes, las epidemias han generado toda una iconografía de la desdicha que ha calado fuertemente en la población, formando parte de esa pedagogía del miedo que se instala desde los poderes establecidos. Solo con mirar los cuadros de Valdés Leal que se conservan en el sevillano hospital de la Caridad, nos damos cuenta de hasta qué punto el arte se pone al servicio de la ideología. También en nuestros días observamos una machacona utilización de imágenes de pacientes intubados en las UCIs como una plasmación apocalíptica de la enfermedad, o las colas de las vacunaciones para expresar la adherencia al remedio cuasi milagroso que terminará con la enfermedad.
La concepción contemporánea de la salud mental no se tenía en la época moderna, pero sí había una preocupación por la manera en que la adversidad afectaba a la estabilidad espiritual y por ello los médicos y enfermeros de la época enfatizaban mucho el control sobre el estado de ánimo (por ejemplo no acudir con miedo a atender a los enfermos). La iglesia por su parte promovía numerosos oficios religiosos (rogativas y te deum) para aliviar las tensiones producidas por la conciencia de castigo que se tenía de la enfermedad.
Interesantes los aportes del Dr. Amezcua en la utilizacion de fuentes (como las pinturas de la epoca) para entender la representacion de la epidemia en Sevilla, y cómo fue gestándose medidas (domiciliarias vs hospitalarias) en el objetivo de solucionar la presencia de esta epidemia en una determinada ciudad. y lógicamente los más afectados eran los pobres.
Primeramente, muchas gracias por presentar una comunicación tan amena, didáctica y visual como esta. Sin duda, ha sido una exposición magistral.
La selección de obras de arte para definir los distintos aspectos que trata sobre la peste están muy bien pensados: desde el más narrativo -la obra anónima del hospital de Sevilla- hasta el más contextualizador -como el lienzo de Zurbarán con las frutas y hortalizas para hablar de la alimentación de los infectados-. Considero necesario hacer siempre hincapié en este tipo de recursos visuales, porque son los únicos testimonios "vivos" para poder conocer la sufrida realidad de otras épocas.
Manuel he disfrutado mucho la excelente presentación. Concuerdo en el comentario respecto a como el cine y la literatura dramatizan y hasta desfiguran la realidad, pero a la vez se valora como el arte aporta también registros de épocas y situaciones que no los tienen, el magnifico anónimo de la presentación es una prueba de ello. Lo otro que aparece es la necesidad del ser humano de buscar explicaciones a los fenómenos, eso de tener una mirada en el firmamento es una hermosa figura de la constante búsqueda, nosotros mismos en este encuentro estamos en eso, es una de las maravillas que tenemos, la curiosidad. Hay asuntos que se repiten por los siglos como las miradas diversas y contradictorias ¿hospital o domicilio? ¿confinamiento o vida normal? Cada peste un nuevo desafío y tanto para hacer y tanto para reflexionar. Muchas gracias
En primer lugar gracias por su aportación tan interesante a la comunidad. Cabe destacar para mi el lienzo de Sevilla que aparece como primera escena y refleja de una forma tan explicita los tiempos de peste, y la pregunta que deja usted caer al aire sobre las dietas en tiempos de epidemia, si no habremos dejado en desuso muchos alimentos con propiedades y elementos "sanadores" para el cuerpo.
Se por un lado, los cuidados a los pacientes enfermos ya se presdnta como una ación importante del profisional enfermero, por otro, los cuidados a los pacientes enfermos es aún mayor en los tiempos de pandemia. No obstante, tenemos siempre que levar en cuenta una formación clara acerca de estes aspectos. Todavía, es muy importante considerar que el cuidador también necesita de los cuidados.
Le quería realizar una pregunta ¿A pesar de las condiciones insalubres del personal sanitario en el Antiguo Régimen, cree que siempre ha sido infravalorado por las autoridades civiles y eclesiásticas? Gracias.
Enhorabuena, Manuel. Una exposición excelente. Es de agradecer el acompañamiento con tanto material gráfico de la época. Una vez más se pone de manifiesto lo imprescindible que es preservar nuestra historia.
Como en aquella época, la pandemia actual ha provocado la asistencia entregada y "consagrada" de nuestr@s sanitari@s, much@s de l@s cuales han perdido la vida, la salud o la están perdiendo poco a poco por las jornadas maratonianas y las condiciones laborales en general a los que se están viendo sometid@s. De nada sirve el reconocimiento, si no se toman medidas para solventar la situación.
Como en aquella época, los cuidados enfermer@s han tomado especial relevancia. Lamentablemente, una vez se haya superado o normalizado la situación pandémica, este reconocimiento desaparecerá.
Estoy totalmente de acuerdo con la relevancia que tiene la alimentación, la actividad física y mental en el cuidado de la salud mental y física de las personas. Los avances en tecnología médica y en la industria farmacéutica han provocado que durante muchos años hayamos abandonado nuestro cuerpo y mente, confiando que estos avances cuidarían de nuestro estado de salud. Por suerte, creo que hace ya unos años que hemos empezado a recuperar los buenos hábitos saludables y hemos vuelto a responsabilizarnos de nuestra salud.
Excelente condensación, Manuel.
Me premito comentar uno de tus comentarios (y no tu trabajo en sí, disculpa). En mi contexto (Álava), aunque episódicamente estuvieron los hermanos de Juan de Dios, la asistencia hospitalaria recayó de manera continuada sobre hospitaleros (con frecuencia, un matrimonio) y no de manera rotatoria por semanas o similar. Por el contrario, la figura del semanero se observa en los hospitales de las grandes villas y de titularidad o patronato municipal en el que los miembros del concejo se turnaban por semanas para supervisar el buen funcionamiento del hospital, pero no tenían actividad asistencial. A partir del XIX, con la Beneficencia Pública y la creación de las Juntas de Beneficencia, los semaneros dejan de ser miembros de ayuntamiento para pasar a ser los miembros de la Junta.
Un abrazo.
Muchísimas gracias Manuel por su brillante intervención. Es curioso como mientras visualizaba el video me surgían dudas que iba aclarando en minutos posteriores. Muy completa para el poco tiempo disponible. Me ha encantado la importancia que le daban a la dieta y lo especial de ésta. ¿Sabe si en el caso del covid-19 se ha planteado algo similar? ¿Se consulta a los historiadores en tiempos de pandemia ?. Un cordial saludo.
Así es Yolanda, quizá una de las asignaturas pendientes entre los historiadores de la enfermería es el análisis de las prescripciones dietéticas que los enfermeros administraban en los hospitales, y no solo en cuanto a la nutrición, sino en general al estilo de vida. Lo que los antiguos llamaban el régimen de la salud. Esta es una de tantas competencias despojadas hoy en día a las enfermeras, lo cual no significa que durante siglos no las hayan cultivado y de hecho resultaba la clave para el cuidado y restablecimiento de los enfermos ante la relativa ineficacia de las terapias medicamentosas. No es cierto que los enfermeros se ocuparan solo de asistir el alma, lo que ocurre es que los historiadores de hoy no acabamos de ver en ellos más allá del hábito del que se revestían.
Respondiendo a Daniel Leno: estoy de acuerdo, tal es así que pienso que entre tanta comisión de expertos y asesores que se vienen organizando desde todos los entes gubernamentales, se ha omitido a un sector de intelectuales que considero imprescindible: los historiadores. Teniendo en cuenta que no había personas que hubiesen vivido y podido recordar la última gran pandemia de 1918, la mal llamada gripe española, solo el estudio minucioso y multidisciplinar desde una perspectiva histórica nos puede ayudar a predecir muchos de los comportamientos que hoy nos parecen chocantes y fruto de la improvisación. Porque sabemos que, en todas las epidemias, la instrumentalización del poder, el miedo colectivo, el derrumbe económico y tantos otros fenómenos que estamos viviendo, pueden producir tanta mortandad como el propio virus.
Respondiendo a Ada Almeida, “Historia, magistra vitae”, decía Cicerón. Y es verdad que si profundizamos en la evolución de fenómenos tan complejos como las epidemias nos encontramos con no pocas fuentes de enseñanza, pues las respuestas humanas son más permanentes que los avances científicos. Hoy, la mayoría de nosotros pensamos más en salvar el cuerpo que el alma, lo cual no significa que cada cual en su interior otorgue significados transcendentes a esto que estamos viviendo.
Respondiendo a Fco. Javier Vega, en la época Moderna se ha estudiado poco el papel de la mujer en la atención hospitalaria y en este sentido, sin duda, el Hospital de las 5 Llagas resulta un caso emblemático, ya que conserva una documentación riquísima sobre la organización de las enfermerías femeninas, que estaba muy en consonancia con la reforma hospitalaria que se había iniciado en España desde un siglo antes.
Así es Natalia, ya ves que no somos tan innovadores como creemos. La historia se repite una y otra vez, por eso es tan importante recurrir a ella, a sus enseñanzas. De lo contrario ya se sabe, caemos de nuevo en la misma piedra, algo que estamos constatando que está ocurriendo en nuestros días. Echo en falta la voz de los historiadores en las comisiones de expertos y en los medios de comunicación.
Estimada Jaqueline, en este tiempo había muchos tipos de hospitales, respondiendo a modelos muy diferentes, por tanto esto condicionaba la eficacia de los cuidados. En los hospitales que adoptaban un modelo de cuidados más profesionalizado, aunque no disponemos de datos estadísticos, suponemos que la tasa de supervivencia sería mayor. Aún así, esta era muy baja en los hospitales de la peste. En todo caso, los ingresados podían aspirar a una muerte digna, lo cual tenía mucha importancia en la época, teniendo en cuenta el sentido transcendente de la existencia.
Parabéns pela apresentação, muito interessante. Gostaria de perguntar-lhe se, em sua opinião, os cuidados hospitalários garantiam condições para a sobrevivência em tempos de peste? se havia mais chances de sobrevivência para aqueles que recebiam esses cuidado?
Muchas gracias
Preciosas las imágenes y muy interesante la presentación. Me ha sorprendido la importancia que se le daba a la dieta en el proceso de recuperación de los pacientes afectados por la peste. Muchas gracias
Muito interessante a apresentação acima. Acredito que a análise de fontes documentais escritas e iconográficas, conforme apresentado pelo professor Manuel, contribuem significativamente para a construção de um debate bastante enriquecedor.
Hola Susana, en la edad Moderna en España, por influencia del movimiento contrarreformista emanado del Concilio de Trento, la Iglesia asume la responsabilidad de tutelar las instituciones destinadas a prestar obras de misericordia, como es el caso de los hospitales. Esta circunstancia favorece que los cuidados hospitalarios sean prestados principalmente por personas consagradas. De hecho, en la época se van a fomentar un tipo de órdenes llamadas del cuarto voto o de la hospitalidad, que se van a crear con el único fin de gestionar hospitales (juandedianos, obregones, etc.). Pero también existían personas laicas que trabajaban cono voluntarios al amparo de hermandades y otro tipo de confraternidades. De herencia medieval, en algunos hospitales subsistían también los llamados "hospitaleros", que eran generalmente patrimonios que se contrataban por semanas, por lo que también se les llamaba semaneros. Luego estaban los sanitarios, médicos, cirujanos, barberos-sangradores, etc., que eran laicos y trabajaban bajo remuneración. Como ves había de todo.
No te lo vas a creer Lorena, pero lo que digo del cuadro de la peste lo he aprendido de Oliva, una estudiante de enfermería a la que tutoricé su Trabajo de Fin de Grado, recientemente se publicó en esta revista, por si te apetece leerlo, está en el volumen 16 (2020).
Gracias, Manuel, por su comunicación. Además de la información aportada me ha llamado la atención la presencia constante de esas representaciones de la epidemia en el arte. Un estudio iconográfico e iconológico que a veces pasamos por alto pero que son muy necesarios, no solo para ilustrar. Un saludo.
Primero de todo elogiar la gran exposición realizada y el acompañamiento de esos cuadros que ilustran verdaderamente la etapa histórica. Personalmente había hecho muchos paralelismos entre la epidemia de gripe de 1918 y la actualidad, sin embargo no me había detenido a hacer este mismo análisis con otras épocas tan remotas, donde se ilustra muy bien que las semejanzas son muchas. Una pregunta, en estos cuidados de los epidemiados se comenta que mayormente eran cuidados por religiosos, pero ¿se constata la existencia de personal laico asalariado a parte del personal médico? Muchas gracias
Felicidades. Me ha impresionado el análisis iconográfico de la obra que ha hecho el Dr. Amezcua. El impacto de los colores que sobre el cielo del Hospital de las 5 Llagas cubre el cielo de Sevilla. Cómo se identifica el emblema de la enseña roja que marcaba los lugares de los contegiados, cómo se ven las fosas comunes en los alrededores del hospital y cómo se identifica el fuego como elemento purificador del ambiente.
Gracias Lorena, cuando desde la historia de la Ciencia nos colocamos ante un cuadro, vemos cosas que van más allá de la expresión artística, por ello resulta tan importante el abordaje multidisciplinar de la historia. Si os interesa este asunto, no os perdáis mañana la conferencia del prof. Fernando Quiles, disfrutaréis del arte y sus significados en relación con la enfermedad.
Respondiendo a Ljimenez, te diré que efectivamente las desigualdades sociales se hacen más ostensibles en los momentos de mayor adversidad, y las epidemias lo son sin lugar a dudas. Tristemente, los más desfavorecidos terminan produciendo el mayor contingente de pérdidas de vidas, al menos en las grandes epidemias del pasado. En cuando a la salud mental, se trata de un término contemporáneo, pero cuando hablamos de la importancia que en otros años se daba al cuidado del alma, en realidad es lo más parecido a lo que hoy entendemos por el cuidado de la salud mental, naturalmente entendiendo el marco cultural que le corresponde a cada periodo.
Como se están acumulando los comentarios. Si os parece bien, voy adelantando algunas respuestas y otras las dejaré para el coloquio de mañana en directo, aunque al finalizar el mismo escribiré aquí mis respuestas.
Así es Natalia, ya ves que no somos tan innovadores como creemos. La historia se repite una y otra vez, por eso es tan importante recurrir a ella, a sus enseñanzas. De lo contrario ya se sabe, caemos de nuevo en la misma piedra, algo que estamos constatando que está ocurriendo en nuestros días. Echo en falta la voz de los historiadores en las comisiones de expertos y en los medios de comunicación.
Que interesante Manuel su ponencia y destaco la capacidad de análisis del cuadro de la peste , el ambiente de cuidado, las personas que se dedicaban a esta labor y como era la organización en tiempos de pandemia. Simplemente hay constantes que podemos rescatar.
Muy didáctico y entretenido el uso de las pinturas de la época, enriquecedor el testimonio de Simón López, la descripción de los recursos de autoprotección, los EPI de la época, la dieta,la higiene...gracias
Muy buena ponencia,desde luego, desde el control de la historia y la terminología
Había leído aunque no mucho sobre pandemias como sida,,peste,lepra, ni tan profundo, pero destaca sobretodo que las bases son las mismas para pandemias más actuales.
La higiene, descanso, trajes, aislamiento ,para evitar contagios....Y la fractura de la sociedad resultando más rico el adinerado y más empobrecido las clases sociales más baja.
No conocemos quizás datos de la afectación a nivel de salud mental....pero creo que el resultado augura un contexto muy negativo.
Gracias por la explicación.
La idea que nos hacemos de la epidemia de la peste, a través del cine, es una imagen distorsianada de lo que en realidad fue. Tiene una similitud enorme con la actual pandemia que nos azota por el Covid, y ya en el siglo XVII tenían que tomar ciertas decisiones que iban a influir en términos ecónomicos y sociales. Es curioso como se actuaba ya con confinamientos docimiciliarios y la dedicación de hospitales para tratar a enfermos de peste en exclusividad, además de tomar medidas higiénicas claves para luchar contra la enfermedad de la peste. Gran trabajo y vemos que la historia se repite!
Magnífico trabajo presentado, me ha resultado muy interesante. Me han parecido especialmente llamativas las semejanzas encontradas entre la epidemia de peste y la actual pandemia de COVID. Me ha llamado la atención las similitudes entre aquel cuadro anónimo de la peste en Sevilla con muchas de las imágenes que nos presentaban sobre la pandemia de COVID en los informativos de la televisión. En relación a estas últimas y ya que se ha hecho referencia a la falta de esperanza en aquella época, me gustaría preguntar si considera que la sobrexposición por parte de los medios de comunicación a información e imágenes en los hogares ha podido influir en los sentimientos de desesperanza de la población y, en general, a su salud mental. En relación a esta pregunta, ¿existe información histórica sobre las consecuencias de las epidemias en la salud mental de la población? Muchas gracias.
Magistral resumen, Dr. Amezcua, de un panorama complejo y dilatado de las pestes en la historia de la humanidad. Lo mágico (hogueras para purificar el ambiente, cocciones de dudosa eficacia), lo religioso (rogativas y más) y lo médico (máscaras y túnicas de los médicos) se entrelazaban con el sufrimiento, la muere y la desolación de los pueblos. La presencia de los miasmas que contaminaban el aire estuvieron presentes durante muchos siglos, antes de comenzar a abrirse campo el paradigma microbiano de la enfermedad. Poco se valoró, entonces y lamentablemente ahora, la situación de vida de los empobrecidos. Éstos fueron víctimas de las grandes epidemias. Los privilegiados, entre ellos los "médicos timoratos" como usted decía, fueron los primeros en huir, como describe Daniel Defoe, Samuel Pepys o Mazoni en sus escritos. Muy ilustrativa su presentación. Muchas gracias Dr. Amezcua.
La ponencia ha sido simplemente magistral. A comienzos del siglo XVII, la segunda constitución del Hospital de la Sangre de 1606 ya había formalizado una etapa previa de experimentación con el personal femenino hospitalario, determinándose que todas las madres indistintamente su especialidad se les diese 14 reales de vellón cada mes y que tuviesen un número designado de ayudantas o doncellas dotadas a su cargo y vigilancia. El Hospital de las Cinco Llagas tenía establecida su configuración jerárquica, en su parte más alta se encontraba la madre mayor.
Sim este foi como disse um período de ouro, mas também o período negro da peste com um grande desastre sanitário. Foi aos olhos atuais um período caótico, mas esta comunicação mostra muito bem a organização dentro da desorganização que permitiu superar os desígnios da altura. Realço o papel do clero na tentativa de salvar as almas através dos sacramentos, mas não será essa uma vertente a valorizar ainda hoje?
Valorizo também os esforços que os cidadãos da época fizeram para tentar conter a epidemia. Esta comunicação leva nos a refletir na atualidade realidade pandémica... que cada um de nós se reveja nestes ensinamentos.
Interesante vídeo, me ha hecho recordar las palabras de Arrizabalaga: "el estudio de las enfermedades en las sociedades del pasado suministran claves que favorecen una mejor comprensión de las actuales reacciones ante la enfermedad e iluminan respuestas ante las mismas"
Realmente más que interesante la ponencia don Manuel. Es notorio su manejo de la materia, he aprendido mucho sobre estos hospitales.
Una pregunta me asalta, existe alguna relación entre los hospitales instalados a tal uso con los lazaretos de la época. ¿Podrás ayudarme?
Estupendo trabajo Manuel, como siempre. La presentación muestra la epidemia de la peste y ingente trabajo de los enfermeros y cuidadores en el cuerpo y el espíritu de los pestilentes. Muy interesante ver los regímenes nutritivos utilizados para el cuidado de los enfermos y la estupenda labor realizada por los hospitales. Preciosas y muy visuales las imágenes presentadas. ¡Enhorabuena!