El objetivo principal es describir la situación benéfico-sanitaria de Antequera y el origen del hospital de Antequera durante el siglo XVI y la aplicación en esta ciudad de la reducción hospitalaria durante el reinado de Felipe II, con el fin de solucionar los problemas sanitarios, muy común en todo el territorio español de la época. Se han utilizado diversas fuentes documentales principalmente procedentes del Archivo Histórico Municipal de Antequera.
The main objective is to describe the charitable-sanitary situation in Antequera and the origin of the Antequera hospital during the 16th century and the application in this town of the hospital reduction during the reign of Philip II, with the aim of solving sanitary problems, very common throughout the Spanish territory at the time. Various documentary sources have been used, mainly from the Municipal Historical Archive of Antequera.
Finalizando la Edad Media, las coronas de Castilla y Aragón se lanzan a la conquista de todo el territorio peninsular. La ciudad de Antequera, es conquistada en 1410, y se encuentra en el principal cruce de caminos de Andalucía, pasaría unos años de vida muy difícil al ser fortaleza avanzada, con un carácter más militar que urbano.
Tras la conquista del sultanato de Granada en 1492, la ciudad cambió radicalmente (en menos de veinte años pasó de 2.200 a 10.000 habitantes), impulsada principalmente por la nueva población migratoria de las comarcas cercanas.
Nos encontramos con una sociedad antequerana que fue influida por la Iglesia, en la que, con la presencia, temprana y masiva, de numerosas órdenes religiosas, con sus pequeños establecimientos, instituciones de caridad diseminadas por toda la ciudad, pretendieron prestar unos cuidados básicos a pobres, enfermos, peregrinos y todo tipo de necesidades, intentando hacer frente a la pobreza y enfermedad con los medios de que disponían.
El principal problema sanitario de los siglos XV-XVI fue la organización hospitalaria. Además, el cambio de la sociedad feudal a la burguesa dio lugar a una forma de vida menos agitada, produciéndose un considerable aumento de la población urbana, y junto a los hábitos y costumbres higiénicas de la época, favoreció la persistencia e incremento de las enfermedades habituales, así como la aparición de otras nuevas. La malnutrición y la pobreza se cebaron con gran parte de la población que, unido a las diferentes epidemias padecidas en el período de estudio, diezmaron la población, llegando incluso al 50 %.
Los hospitales, en un principio, eran simplemente centros de acogida de indigentes, ancianos, peregrinos y ocasionalmente de enfermos o víctimas de las epidemias. También dio lugar a un nuevo concepto del hombre que redundó en los conocimientos del arte de cuidar, y donde no solo se atendió las necesidades básicas sino también las necesidades del alma. La atención sanitaria apareció así ligada a la figura del hospital, en el que además de hospedaje y asistencia, aportaba a la ciudad un factor de estabilidad social por el hecho de recoger a personas potencialmente conflictivas.
La caótica situación benéfico-sanitaria de estos establecimientos derivó en la “reducción hospitalaria”, con el objetivo de solucionar este problema muy común en todo el territorio español.
El objetivo de este trabajo es describir el origen del Hospital General de San Cosme y San Damián, posteriormente llamado de San Juan de Dios, origen del actual Hospital de Antequera.
Diseño: Estudio histórico descriptivo.
La recogida de información se ha realizado a través de:
Fuentes priMarías: el Archivo Histórico Municipal de Antequera, cuenta con una extensa documentación como consecuencia del amplio trabajo administrativo realizado por los administradores de las diversas instituciones sanitarias (hospitales, congregaciones y órdenes religiosas, ayuntamiento, instituciones benéficas, etc.), que abarca entre comienzos del siglo XV y las últimas décadas del siglo XX. En algunos de estos documentos queda reflejada la evolución hospitalaria en Antequera. Se trata de documentos relacionados con la beneficencia y los hospitales, organizados en 48 legajos provenientes de fondos de origen muy diverso: de la Iglesia, hermandades, cofradías y municipales. Ello nos ha dado la posibilidad de investigar prácticamente todos los aspectos referentes a la evolución histórica antequerana en relación a la sanidad, la práctica del cuidado al enfermo, la medicina y, en definitiva, todo lo relacionado con ello. Esto se consigue a través de reglamentos, órdenes y reales decretos, y complementado con actas, cartas, impresos y otros documentos los cuales son más numerosos a medida que la institución hospitalaria se hace más compleja.
Fuentes secundarias: han sido obtenidas de libros y literatura científica relacionada con nuestro tema.
Entre los siglos XV-XVI, tuvo lugar una serie de circunstancias que produjeron un cambio en la mentalidad del hombre, y el concepto de salud no quedó al margen; el avance de las ciencias y materias relacionadas con la salud tuvieron una gran influencia.
Mención aparte tiene la figura del peregrino, que llegó a constituir un fenómeno social dentro del mundo cristiano. Los caminos que conducían a Antequera no estaban exentos de ellos, y la multitud de monasterios les aseguraba una comida diaria; las autoridades locales políticas y eclesiásticas se vieron en la necesidad de acondicionar lugares destinados para ellos.
Durante la fase final de la conquista de Granada, los Reyes Católicos fundaron los primeros hospitales de campaña, como el creado en Baza en 1489, donde se atendía a los cortesanos que acompañaban a los reyes. La ciudad de Antequera desarrolló un importante papel, tanto en la ayuda a su ejército como por su situación estratégica entre los últimos territorios musulmanes. Aunque no está lo suficientemente documentado, la reina Isabel durante su estancia en la ciudad, amplió la atención de este hospital itinerante a la evacuación de los heridos de su ejército. Este primitivo hospital de campaña estaba formado por seis grandes tiendas que contaba con cirujano y todo lo necesario para la asistencia de los heridos: camas, medicinas, vendas, etc. Incluso la propia reina auxilió con quehaceres asistenciales en varias ocasiones a los acogidos, adelantándose en cuatro siglos a la institución de la actual Cruz Roja. Este hospital de campaña, se utilizó hasta la conquista de Málaga y se trasladó junto al ejército de los Reyes Católicos hasta la toma de Granada; posteriormente es trasladado a Burgos, Valladolid y Madrid, donde, finalmente, el Emperador Carlos V lo convirtió en el Hospital del Buen Suceso.
En el siglo XVI y sobre todo en su segunda mitad, la asistencia sanitaria facilitada en los hospitales va a sufrir un significativo cambio; muchos de estos establecimientos pasaron de ser centro de recibimiento y hospitalidad, de asilo de necesitados y viajeros a ser auténticas casas de beneficencia, donde junto a los enfermos se recogían temporalmente huérfanos, vagabundos y ancianos. Estaban adscritos a una determinada parroquia o convento, y contaban con una serie de rentas, proporcionadas en un principio por sus miembros o por personas influyentes de la ciudad.
La inquietud e interés por la mejora de la asistencia sanitaria por parte de la monarquía dio un gran empuje a la atención sanitaria de nuestro país. En el siglo XV en la ciudad de Palma de Mallorca, se fomentó la centralización de los diferentes hospitales que existían en la ciudad. Se solicitó la promulgación de una bula para la reunificación al Papa Calixto III, que fue concedida en el año de 1458. Para levantar el hospital se juntaron numerosos solares, algunos cedidos en donación y otros expropiados.
Durante el siglo XVI, Antequera, del mismo modo que el resto de España, conoció esta proliferación de hospitales, que se asemejan a los hospitales medievales, producto de la piedad cristiana, con los que se intentaban hacer frente a la pobreza y a la enfermedad presentes en la ciudad con los medios y recursos de que disponían; para ello gracias a la existencia de una serie de instituciones de caridad, se satisfacían las necesidades básicas de atención a enfermos, pobres, peregrinos, huérfanos, etc. Más que curar, lo que se hacía era alojar a todo aquel que lo necesitase. Se iniciaba una época de bonanza económica, que favoreció la aparición de múltiples instituciones de diverso tipo, donde el enfermo y el necesitado gozaron de un periodo de seguridad considerable. Por otro lado, los hospitales formaron parte primordial de la estructura urbana, atendiendo las necesidades asistenciales y la curación de enfermos existentes en la ciudad.
Es propio de la época, no solo en España sino en Europa, la constitución de establecimientos hospitalarios por iniciativa privada, como ocurrió en Valencia en el Hospital de En Clapers fundado en 1311.
Los primeros edificios destinados al albergue de los enfermos pobres antequeranos y a los peregrinos, por orden de aparición, fueron los siguientes
- El primer hospital en instalarse en Antequera, fue el Hospital de la Caridad, fundado en 1510, por la cofradía del mismo nombre. Estaba ubicado a la entrada de la Plaza de San Sebastián, en la calle Zapateros, donde además tenía numerosas propiedades de las que una de ellas servía de botica al hospital; en su inicio contaba con ocho camas para la cura de todo tipo de enfermedades. - A este siguió el Hospital de San Sebastián que asistía a pobres enfermos de bubas y recogía a pobres viandantes. Situado junto a la plaza de San Sebastián, entre la calle de Santo Domingo y la calle Nueva. Acogía a unos cuarenta enfermos al año. - Junto a estos surgieron otros como el Hospital de la Concepción, creado en 1586, situado en el solar que hoy ocupa la iglesia de Santo Domingo, y cuyo nombre completo era “Cofradía y Hospital de la Limpia Concepción de Nuestra Señora la Virgen María”. Disponía de - El Hospital de San Juan, ubicado frente a la iglesia de San Juan Bautista, entre las calles de los Lorenzos y la calle Real, que curaba solamente a mujeres de todo tipo de enfermedades, para lo cual disponía de ocho camas. - El Hospital de Santa Ana fundado a mediados del S. XVI, estaba situado en la plaza del Carmen. En él se atendía a los enfermos pobres que salían de otros hospitales y atenderlos durante su periodo de convalecencia. - Otros de menor importancia como son el de Portichuelo de Jesús, fundado por Juan de Barnuevo que recogía pobres viandantes; y el de Nuestra Señora de las Buenas Nuevas, fundado con la donación póstuma de Juan Díaz de Salazar, donde se criaba a niños expósitos y daba estudios a tres hijos de la ciudad [
Además de los establecimientos señalados, hay que referir el papel que jugaron, las instalaciones sanitarias temporales para atender a la población antequerana en las situaciones de emergencia y en los brotes epidémicos que vivió la localidad: durante la peste de 1581-1583 se dispusieron próximos a la Puerta de Archidona, el hospital de la peste junto a otras casas para la atención de pobres vagabundos. Pese a su provisionalidad fueron parte importante de la infraestructura hospitalaria durante los cuatro siglos siguientes. Su ubicación habitualmente se emplazaba en determinados lugares extramuros en los márgenes del río.
El mantenimiento de estos establecimientos menores, se sustentaba en las donaciones y testamentos de particulares de la ciudad, consistentes en casas, tierras y maravedíes, además de los ingresos percibidos procedentes de las rentas de trigo, cebada y casas.
En las ciudades españolas de los siglos XV y XVI existieron múltiples hospitales, en los que, por separado, ninguno podía socorrer a los enfermos y niños adecuadamente. Los recursos existentes, procedentes principalmente de legados testamentarios y limosnas, se encontraban dispersados y solo eran suficientes para atender al personal de estos hospitales, además de la existencia de diversas órdenes religiosas con diferentes formas de actuar.
La reducción de los hospitales antequeranos viene recogida en diversos documentos de la época, destacando los manuscritos
Felipe II, en 1567 describe a sus Cortes, la situación hospitalaria:
Situación que ocurría en todo el país.
El excesivo número de hospitales en Antequera y sus escasas rentas insuficientes para cubrir sus necesidades, motivaron la reducción, en virtud de la Real Provisión del Rey Felipe II de 10 de noviembre de 1581.
Y junto con todos sus bienes
Y que posteriormente se vería ampliado con la adquisición de los terrenos vecinos.
En 1581 se llevaron a cabo los primeros contactos para la reducción de los siete hospitales antequeranos en uno General. Aunque en un primer momento se pensó en tener el hospital en la ermita de Santiago, finalmente fue el Hospital de Santa Ana el elegido, mientras se construía el nuevo hospital; a él se redujeron el 23 de noviembre de 1613 el de San Sebastián, la Caridad, San Juan, y el del Nombre de Jesús.
La última reducción culminó el diecinueve de junio de 1629. El obispo de Málaga, Vicencio Agustín Claveria, en cumplimiento de la Real Cédula del Sr. D. Felipe IV dada en Madrid, ante el hermano Pedro Gutiérrez el 9 de agosto se otorgó la escritura de reducción de los hospitales que había en la ciudad,
Días más tarde se concedía poder al administrador para la venta de tierras y casas con destino a la fábrica del nuevo hospital. Hasta entonces el Hospital General permaneció, no en los alrededores del castillo, donde hasta entonces se concentraba la mayor parte de la población, sino en el antiguo Hospital de Santa Ana, tomando el nombre de Hospital General de San Cosme y San Damián.
La obra del actual edificio comenzó en 1696,
En la actualidad, del primitivo hospital aún se conserva el patio principal y la caja de la escalera, y desde el funcionamiento del nuevo hospital comarcal a inicios del siglo XXI, está siendo utilizado por el Ayuntamiento de Antequera [
La unificación de todos los hospitales existentes en la ciudad fracasó tanto en su organización como en su administración, debido principalmente a la caótica convivencia de las diferentes órdenes religiosas, que debían coexistir en un mismo recinto, y todas queriendo gestionar el nuevo hospital. La solución llegó con un nuevo gestor, Baltasar Martínez de Contreras, que ante este estado caótico organizativo del hospital dictó una serie de normas con el fin de un mejor funcionamiento del establecimiento. Así, el 21 de agosto de 1629, el nuevo administrador redactó un Reglamento provisional, bajo el título “
Los 30 artículos que lo conforman hacen referencia a:
-Sanidad
Enfermos
Expósitos
-Religión
Organización y prácticas religiosas
Capellán
-Economía
Administración y bienes
Alimentación y cocina
-Gobierno
Con proyección sanitaria
Organización administrativa
De entre estos artículos podemos destacar:
Artículo 4.
Artículo 5.
Artículo 6.
Artículo 7
Artículo 15
Artículo 17
El despensero disponía de libros en los que anotaba tanto los enfermos, niños, como hermanos, la ración de carne, pan y vino que recibían. También se anotaba el salario que recibían las amas de cría.
Como ejemplo encontramos en el Archivo Histórico de Antequera, uno de estos libros bajo el título de
Al final del Reglamento provisional se señala la distribución de las salas y sus nombres:
Sala de Ntra. Sra., de la Caridad: Sala principal donde se cura calenturas y heridas.
Sala de Santa Ana: para convalecientes.
Sala de San Juan Bautista: de mujeres.
Sala de San Sebastián: de sudores (aunque no se especifica en el texto, podría tratarse de “sudor inglés”, muy contagioso).
Sala de Ntra. Sra. De la Concepción: donde reciben y crían los niños expósitos.(
Y para finalizar nos indica:(
El texto, no siendo muy extenso, regula aspectos esenciales para el buen funcionamiento del hospital, no solo a nivel sanitario, sino a nivel de gestión y, como no, de religión, lo cual refleja la mentalidad religiosa de la época donde se da una mayor importancia a los valores espirituales. Aparecen las primeras consideraciones sobre las competencias del enfermero que recaen en los propios monjes.
Tras el citado Reglamento provisional, aparece, entre otros el inventario de la enfermería del nuevo Hospital General en el que figura: camas de madera, sábanas, almohadas, camisas, colchones con su lana, paños de manos, servilletas, cobertores, viejos, paños de cama azules viejos y arcas. En el inventario de la cuna de los niños: colchas, almohadas, una sábana, un cobertor y un colchón con su lana.
La documentación encontrada en el Archivo Histórico Municipal de Antequera acerca de las instituciones hospitalarias y benéficas, nos aproxima a conocer el origen del Hospital de Antequera.
Desde el siglo XV el aumento del número de hospitales y las malas condiciones en que se encontraban la mayoría de ellos fue un problema para los reinos de la península ibérica. En todas las poblaciones de la península cristiana existía una abundante tipología hospitalaria, de la que la ciudad de Antequera no estaba exenta. A finales del siglo XVI se inicia la unificación y centralización hospitalaria de los minúsculos hospitales antequeranos y la reorganización de la asistencia a los pobres, peregrinos y enfermos, reforma iniciada durante el reinado de los Reyes Católicos y que Felipe II continúa gracias al apoyo del pontificado de Pío V.
Sería motivo de nuevas investigaciones profundizar en los motivos por los que no se cubrían las necesidades sanitarias del momento, la precariedad de las instalaciones y con qué recursos se atendieron.
Archivo Histórico Municipal de Antequera (AHMA). Beneficencia. Referencia nº 973, Legajo nº 41.
AHMA. Beneficencia. Referencia nº 968, Legajo nº 38.
AHMA. Beneficencia. Referencia nº 974, Legajo nº 46.
AHMA. Beneficencia. Referencia nº 1014, Legajo nº 16
AHMA. Beneficencia. Referencia nº 970, Legajo nº 32, 2º
AHMA. Beneficencia. Referencia nº 970, Legajo nº 38, 2º